Michel Houellebecq deconstruye en ‘Serotonina’ las heridas de la sociedad contemporánea
Sexo, antidepresivos y nihilismo. Estas tres palabras podrían muy bien ser las coordenadas temáticas entre las que se desenvuelve buena parte de la obra de Michel Houellebecq; su última novela, Serotonina, que llega hoy a las librerías españolas, no es una excepción.
Si ya en Sumisión anticipó en buena medida la oleada de ataques yihadistas que sacudirían Europa en los años posteriores, en Serotonina, que arranca con un viaje por carretera en Almería, Houellebecq dibuja una Francia herida por la globalización, con agricultores bloqueando autopistas y levantándose contra el poder de la capital, contra los burgueses parisinos y los acuerdos de libre comercio que arruinan a los productores locales. El escritor francés se sirve de su protagonista, Florent-Claude, para denunciar todo aquello del mundo de hoy que le repugna y muchas de sus reivindicaciones coinciden, aunque la novela haya sido escrita mucho antes, con lo que los manifestantes de los chalecos amarillos clamaban mientras hacían arder media Francia.
La serotonina del título tiene que ver con los antidepresivos que toma el personaje protagonista, que le provocan náuseas e impotencia y disminuyen su deseo sexual, aunque no por ello faltan en estas páginas las habituales dosis de sexo en las novelas del escritor. Tanto que parte de la crítica francesa le ha reprochado su falta de originalidad y que las páginas iniciales de Serotonina bien podrían ser una especie de grandes éxitos del autor, con pasajes que recuerdan a Ampliación del campo de batalla, Las partículas elementales o Plataforma.
Los olvidados de la globalización
Como avanzó la editorial Anagrama hace unos días, la novela plasma el malestar de los olvidados de la globalización y deconstruye con «áspero humor y virulencia desgarradora» la sociedad actual a través de un personaje desarraigado, obsesivo y autodestructivo en una Francia en descomposición en una Unión Europea se hunde. Sobre todo ello reflexiona Florent-Claude, un hombre a la deriva que lo deja todo y se va a vivir a un hotel tras descubrir unos sórdidos vídeos porno en los que aparece su novia japonesa. Allí también repasará su historial sentimental, trufado de desastres, y tratará de discernir cómo ha llegado hasta ahí y si queda aún esperanza para encontrar una salida.
Serotonina es la octava novela de Houellebecq (Isla de Reunión, 1956), que en 2010 logró el Premio Goncourt con El mapa y el territorio. La penúltima novela del galo, Sumisión, se editó en su país el 7 de enero de 2015. Con motivo de la publicación el semanario satírico Charlie Hebdo le dedicó ese día su portada, que llevaba el título Las predicciones del mago Houellebecq e incidía en el futuro islámico que auguraba para Europa. Ese mismo día un grupo de terroristas islámicos irrumpían en la redacción de la revista y mataban a 12 personas.
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