Margaret Atwood desvela el título original que tenía pensado para ‘El cuento de la criada’

El cuento de la criada de Margaret Atwood es un libro, y una serie, tan perturbador como inquietante, seguramente por contar una historia aterradoramente plausible, además de por su particular forma de narración, sobre todo en el caso de la novela. Habiéndose ya convertido casi en un icono cultural y generacional, es habitual su presencia en los medios de comunicación por todo tipo de razones. Y ahora es noticia que su autora ha hecho público el título que la obra iba a tener en un principio y las razones que la llevaron a cambiarlo.

Imagen de la cuarta temporada de la adaptación de 'El cuento de la criada'
Imagen de la cuarta temporada de la adaptación televisiva de ‘El cuento de la criada’

‘El cuento de la criada’

En la ficción especulativa de El cuento de la criada (1985) conocemos parte de la historia de la protagonista y del totalitario y teocrático estado de Gilead gracias a los fragmentos de los diarios escritos por la criada Defred (Offred en inglés), que nos dibujan su pasado y presente con la técnica de los recuerdos narrados en primera persona y siempre limitados a lo vivido por el personaje.

Uno de los temas más destacados de la novela, si no el que más, es el sometimiento absoluto de la mujer al hombre dentro de un ámbito de estrictas divisiones sociales que relegan al sexo femenino a ser meros objetos y propiedades cosificadas a merced de la voluntad de los hombres.

La mujer como posesión

En un reciente artículo escrito por Margaret Atwood (Ottawa, 1939) para The New York Times, la autora canadiense revela que esta idea de pertenencia forzada es la que inspiraba el título original que tenía planeado para su novela: Offred (Defred), en alusión directa al nombre impuesto al personaje central, que ve cómo su verdadero nombre es borrado y olvidado de la historia.

En un ejercicio de deconstrucción lingüística, Atwood explica que el nombre «Offred» «se compone del nombre de pila de un hombre, ‘Fred’, y de un prefijo que denota ‘pertenencia a’, por lo que es como ‘de’ en francés o ‘von’ en alemán, o como el sufijo ‘son’ en apellidos ingleses como Williamson. Dentro de este nombre se esconde otra posibilidad: ‘ofrecido’, que denota una ofrenda religiosa o una víctima ofrecida para el sacrificio«.

Ecos de Chaucer

Pero, conforme Margaret Atwood progresaba en la escritura de su novela, intuyó que cambiar el título por El cuento de la criada podría ser más apropiado. Llegó a esta conclusión al observar ciertas similitudes entre el contexto social distópico retrógrado de su obra y la ambientación medieval que plasmó Geoffrey Chaucer en Los Cuentos de Canterbury.

Además de lo que Atwood considera un homenaje a los cuentos del autor inglés, sobre el que impartió algunos cursos en su época en la enseñanza, la autora menciona que el cambio de título obedece también a su estilo en cierto modo parecido al usado por los cuentos de hadas y de la cultura popular.

En ellos la historia narrada por un personaje central puede parecer fantástica e inverosímil a lectores lejanos o de épocas posteriores, tal y como ocurre con El cuento de la criada y su continuación Los testamentos. Es el caso, señala Margaret Atwood en su artículo, de «[…] las historias contadas por aquellos que han sobrevivido a acontecimientos que han sacudido la Tierra», caso de personajes históricos como Ana Frank y su impresionante diario del Holocausto judío.

Adaptación televisiva

La plataforma Hulu ha estrenado hace poco la cuarta temporada de la serie de El cuento de la criada que, aunque ya alejada de la historia original narrada por Margaret Atwood en su libro, continúa el relato del periplo de la criada Offred en su lucha contra el régimen de Gilead. Si aún no habéis visto la serie, en Amazon Prime Video tenéis disponibles las tres primeras temporadas incluidas con la suscripción al servicio Prime de Amazon.

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