La RAE y la Asale publican una edición conmemorativa de la ‘Rayuela’ de Cortázar
El VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, que se ha celebrado esta semana en Córdoba (Argentina), ha sido el escenario de la presentación de la edición conmemorativa de Rayuela, de Julio Cortázar. Un volumen con el que la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) rinden homenaje al autor argentino.
La edición, coordinada por José Luis Moure, presidente de la Academia Argentina de Letras, se complementa con tres textos de Gabriel García Márquez, Adolfo Bioy Casares y Carlos Fuentes. Además, recupera el Cuaderno de bitácora en el que Cortázar anotaba ideas, escenas y personajes de la novela mientras trabajaba en ella.
En el acto de presentación de la obra en el Teatro Real de Córdoba intervinieron Santiago Muñoz Machado (director de la RAE y presidente de la Asale), José Luis Moure, Luis García Montero (director del Instituto Cervantes), Núria Cabutí (consejera delegada de Penguin Random House) y los escritores y académicos Mario Vargas Llosa y Sergio Ramírez. Marcos Mundstock, de Les Luthiers, leyó fragmentos de la obra.
Muñoz Machado señaló que Rayuela no era sólo “el emblema de esta colección, también de este congreso”. Como ya dijo en la apertura del encuentro, “la propia estructura encabalgada del congreso es una forma de rendir homenaje a la novela”.
El director de la RAE, que repasó la colección de ediciones conmemorativas de las academias de la lengua, apuntó que esta edición de Rayuela “reproduce el texto de la primera (Buenos Aires, Sudamericana, 1963), en el entendimiento de que corresponde al diseño final que el autor quiso dar a la novela”.
Un artista que lleva el lenguaje al límite
Moure, por su parte, recordó cómo descubrió a Cortázar, con la lectura de Los premios. “Me sorprendió”, dijo, “porque era una novela en la que no pasaba casi nada; me interesó especialmente el manejo del lenguaje. En Rayuela hay un artista que saca del lenguaje todas las posibilidades hasta llevarlo al límite”.
En esos juegos del lenguaje sobre los que Cortázar construye su obra “manipula el material lingüístico, haciendo convivir las variedades del español: el peninsular, el americano, la modalidad argentina y porteña, el léxico lunfardo y distintos registros sociolectales, con persistente atención a los rasgos de la oralidad”, explicó Moure.
García Montero resaltó que para su generación Rayuela fue “una bandera, una enciclopedia de la rebeldía, una ventana a un mundo que, como se dice en la obra, necesitaba cambiar de rumbo”. «En el mundo de hoy», añadió, “siguen siendo necesarios la energía y el entusiasmo de Julio Cortázar”.
La escritura como un juego
Vargas Llosa insistió en esa idea del juego y el lenguaje. “Ningún otro escritor dio al juego la dignidad literaria que Cortázar ni hizo del juego un instrumento de creación y exploración artística tan dúctil y provechoso”, sostuvo el Premio Nobel.
“Para él escribir era jugar, divertirse, organizar la vida —las palabras, las ideas— con la arbitrariedad, la libertad, la fantasía y la irresponsabilidad con que lo hacen los niños o los locos. Pero jugando de este modo la obra de Cortázar abrió puertas inéditas, llegó a mostrar unos fondos desconocidos de la condición humana y a rozar lo trascendente, algo que seguramente nunca se propuso”, dijo el académico.
En su opinión, “en los libros de Cortázar juega el autor, juega el narrador, juegan los personajes y juega el lector, obligado a ello por las endiabladas trampas que lo acechan a la vuelta de la página menos pensada. Y no hay duda —añadió— de que “es enormemente liberador y refrescante encontrarse de pronto, entre las prestidigitaciones de Cortázar, sin saber cómo, parodiando a las estatuas, repescando palabras del cementerio (los diccionarios académicos) para insuflarles vida a soplidos de humor, o saltando entre el cielo y el infierno de la rayuela”.
El nicaragüense Sergio Ramírez habló de Rayuela como “un libro para jóvenes, un libro de iniciación”. Pero, como añadió el Premio Cervantes, para construir “es necesario primero destruir, ir a fondo en el cuestionamiento, insistir en las preguntas. Incesantes preguntas. La conducta, hoy tan extraña, de un escritor con creencias, y capaz de defenderlas, aun a riesgo de parecer ingenuo frente a la majestad no siempre benévola de los sistemas políticos, o frente a quienes prefieren atrincherarse en la neutralidad, a cubierta de todo riesgo”.
La obra
Coordinada por José Luis Moure, presidente de la Academia Argentina de Letras, esta edición conmemorativa de Rayuela recupera textos de Gabriel García Márquez, Adolfo Bioy Casares y Carlos Fuentes, contemporáneos de Julio Cortázar, que dan cuenta de la dimensión del autor y de la recepción que tuvo la novela en su tiempo. Además, incluye trabajos de los escritores Mario Vargas Llosa y Sergio Ramírez y de los críticos Julio Ortega, Andrés Amorós, Eduardo Romano y Graciela Montaldo, que muestran la intemporalidad de la propuesta narrativa del argentino.
Como apuntábamos más arriba, el libro incluye una reproducción facsimilar del Cuaderno de bitácora de Cortázar, que permite, como un juego de los que tanto gustó el escritor, un diálogo del autor con el lector sobre la novela que traspasa las fronteras del tiempo.
Completan el volumen una bibliografía básica, un índice onomástico y un glosario de voces utilizadas en la novela.
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