La comisión alemana de Monopolios pide acabar con el precio fijo de los libros

Un informe del organismo considera que la medida es incompatible con la libre circulación de mercancías en la UE y que además no garantiza la protección del libro como bien cultural.

Por Susana C. Gómez

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Foto: Melissa Vong (Reshot)

El establecimiento de un precio fijo para los libros supone “una intervención seria en el mercado” en virtud de un objetivo de protección del libro como bien cultural “no claramente definido”. Es una de las conclusiones del informe elaborado por la comisión alemana de Monopolios, que pide la eliminación en el país del precio fijo de los libros, una medida que debía proporcionar protección al libro pero cuyos efectos, “ambivalentes o poco claros”, no se reflejan en el desarrollo del mercado desde la instauración de ese precio fijo.

La comisión de Monopolios es un comité independiente de expertos que asesora al Ejecutivo y Legislativo alemanes, ya sea por petición de alguno de ellos o por iniciativa propia, como ocurre con el informe que nos ocupa y en el que comenzaron a trabajar cuando en 2016 la Justicia europea dictaminó que la legislación alemana de precios fijos de productos farmacéuticos atentaba contra la libre circulación de mercancías en Europa.

El informe sobre el mundo del libro (por ahora disponible sólo en alemán) ya deja claro desde su presentación que este comité respeta la política cultural europea que considera la protección del libro como “un requisito imperativo de interés general”. Este informe no cuestiona esa protección, sino si el precio fijo es un instrumento útil para llevarla a cabo. La respuesta es: no.

En palabras del presidente de esta comisión, el profesor Achim Wambach, “antes de pensar en otras medidas para proteger los libros como bienes culturales debe definirse con claridad el objetivo de esa protección y, a continuación, es preciso evaluar si existen deficiencias en esa protección”. Y a partir de ahí, trabajar en la corrección de esas deficiencias con los instrumentos adecuados.

Aunque no descartan que la norma del precio fijo pueda ser beneficiosa (para, por ejemplo, reforzar la competencia en “los servicios auxiliares” e impedir que ciertos actores del sector del libro se beneficien del trabajo de las librerías independientes), apuntan que también con la libre competencia se podría proteger el “patrimonio cultural del libro”. Esa libre competencia puede contribuir, por un lado, al desarrollo y crecimiento de estructuras comerciales y modos de venta más eficientes (y nuevos modelos de comercialización) y, por otro, a reducir los precios al por menor y facilitar la entrada de nuevos agentes en el mercado.

En otro punto el informe asevera que no es posible establecer una relación causal clara entre el precio fijo y algunas de las metas esgrimidas para su aplicación, como la evolución del precio medio de los libros editados en Alemania desde que entró en vigor la ley, la evolución de la situación financiera de los editores o la diversidad de los títulos publicados.

Y en cuanto a las librerías, el estudio se plantea si esta “infraestructura posiblemente protegida por el precio fijo desempeña el papel” que debería, ya que en Alemania, como en España o en casi cualquier país del mundo, la digitalización y el comercio online hacen menguar cada año un poco más el papel tradicional de las librerías como puntos de venta de libros. Lo mismo se puede decir, aseguran en el texto, de los editores frente a la cada vez más pujante autoedición.

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Por lo que se refiere a los aspectos puramente legales, los expertos recuerdan que para limitar la libre circulación de mercancías que consagra la legislación europea hay que justificar la necesidad de esa intervención. Con razones sólidas y documentadas que, a su juicio, no es posible hallar en el asunto del precio de los libros. De hecho, el informe es tajante al afirmar que el precio fijo “interfiere de forma significativa con las libertades fundamentales de los operadores transfronterizos y constituye una grave intervención en el mercado” ya que distorsiona la competencia.

Con el precedente de los productos farmacéuticos, el estudio considera muy probable que el Tribunal de Justicia de la UE declare los precios fijos “incompatibles” con la libre circulación de mercancías o con el principio de lealtad de la legislación comunitaria sobre competencia. La ampliación el año pasado, apunta el texto, del precio fijo a los libros electrónicos no hace sino aumentar esa probabilidad. Mientras persista esa legislación sin que se regulen las “cuestiones transfronterizas”, incide el informe, empresas que operen en otros países de la UE donde no haya precio fijo para los libros pueden enviar a los clientes finales alemanes libros físicos y electrónicos con descuentos.

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