‘Fin de guardia’ de Stephen King: el tercer acto de la historia de Bill Hodges
[También en Libros de Babel: Los mundos de Stephen King]
A Bill Hodges le conocimos hace tres años. Un policía retirado, divorciado hacía siglos, que se pasaba el día tumbado en un sillón viendo la tele, bebiendo y comiendo basura y que coqueteaba seriamente con la idea de pegarse un tiro, si es que su desprecio por su salud no acababa antes con él (sí, se habría llevado bien con el Kurt Wallander de Henning Mankell). La jubilación le había privado de su único ancla con la realidad, su único motivo para seguir adelante, y para colmo tuvo que dejar el servicio sin poder resolver el caso que le obsesionó durante años: el del asesino del Mercedes, la masacre que un individuo cometió lanzándose con un vehículo de esa marca contra la multitud que aguardaba de madrugada a que se abrieran las puertas de una feria de empleo cuando la crisis azotaba con toda su dureza. Curiosamente el psicópata que casi le lleva a acabar con su vida fue el que (acosándolo, atacándolo y asesinando a personas cercanas para que se suicidase, como hizo con la mujer a la que le robó el coche) dio a Hodges un motivo para levantarse del sillón y retomar las riendas de su vida.
La atroz matanza de la feria de empleo abría la novela Mr. Mercedes, de Stephen King, un relato puramente policiaco (del subgénero hardboiled) que iniciaba una trilogía que continuaría al año siguiente con Quien pierde paga y termina con Fin de guardia, que llega hoy a las librerías españolas y que vuelve a enfrentar al detective con Brady Hartsfield, el asesino del Mercedes.
Junto a Hodges y Hartsfield, en Fin de guardia volveremos a encontrarnos con otro de los grandes aciertos de los dos primeros títulos de la serie: el personaje de Holly Gibney, una mujer emocionalmente inestable que encuentra en el detective un pilar en el que apoyarse, justo lo que Hodges halla a su vez en ella (de hecho, en la segunda novela abrían juntos una agencia de detectives).
Sin destripar demasiado de la trama (aunque la sinopsis ya es, a nuestro juicio, demasiado reveladora), sólo diremos que Hartsfield, al que dejamos al final de Mr. Mercedes en un hospital, se las ha apañado, sacando provecho a sus amplios conocimientos informáticos, para inducir al suicidio a varias personas y que intentará, como en la primera novela, hacer lo mismo con Hodges. Aunque aún no la hemos leído, es de suponer que King habrá seguido la estructura de las dos obras precedentes, combinando puntos de vista narrativos para seguir la acción desde el prisma de los distintos protagonistas (otro de los aciertos de esta serie: abrir una puerta a las mentes psicopáticas a las que tiene que enfrentarse Hodges).
La primera novela ha sido llevada a televisión en una serie de diez capítulos, con Brendan Gleeson como Hodges y Harry Treadaway como el asesino del Mercedes. Aunque aún se está emitiendo (termina la semana próxima), os la recomendamos encarecidamente. Los dos protagonistas están magníficos en sus respectivos papeles, al igual que el resto del reparto, y David E. Kelley y Jack Bender, sus responsables, han sabido reflejar en pantalla el escenario, los matices de los personajes y el ritmo pausado (pero a la vez vertiginoso) de la novela como pocas veces hemos visto en una adaptación de un texto de Stephen King. Por el momento no hay noticias sobre si habrá una segunda temporada que continúe con lo narrado en Quien pierde paga, pero esperamos que sí. Por ahora tendremos que conformarnos con terminar de ver los episodios que nos quedan y con echarle el guante a Fin de guardia.
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