La huella de Ricardo III en la literatura más allá de Shakespeare

Kevin Spacey in "Richard III" at BAM

Kevin Spacey, en ‘Ricardo III’. / Foto: Manuel Harlan

Hace unos días la Catedral de Leicester acogió el funeral de Estado del rey Ricardo III de Inglaterra, el último monarca inglés caído en combate en Inglaterra, concretamente en la batalla de Bosworth Field (1485), en la Guerra de las Dos Rosas. Sus restos permanecieron perdidos durante más de 500 años hasta que en 2012 aparecieron bajo un aparcamiento de Leicester.

El último rey de la Casa de York no ha sido muy bien tratado por la Historia, que en no pocas ocasiones se ha limitado a reproducir el retrato que de él hizo William Shakespeare en la obra que llevaba por título el nombre del monarca. En ella se le describe como un jorobado deforme, un individuo esencialmente malvado, sin escrúpulos, que no se detiene ante nada en su camino hacia el poder, aunque ello implique matar a su hermano y a sus sobrinos, dos niños a los que primero encierra en la Torre de Londres y después ordena asesinar (los conocidos como príncipes de la Torre).

Aunque poderoso y sin duda dramáticamente atractivo, el Ricardo III de Shakespeare no es precisamente una biografía fiel. El bardo escribió la obra en torno a 1592, durante el reinado de Isabel I, nieta de Enrique VII, primer monarca de la dinastía Tudor y precisamente el vencedor de la Guerra de las Dos Rosas. Dato que a buen seguro Shakespeare, que era un tipo listo, tuvo en cuenta mientras trabajaba. (Curiosamente no hay constancia de que se representase hasta el reinado de Carlos I; sí, el que ejecutaron).

Pero la huella del rey en la literatura no se limita a su presencia en la obra de Shakespeare. Han sido muchos los títulos que en estos últimos siglos se han inspirado, de una u otra forma, en el rey que en la escena nos contaba que nos hallábamos “en el invierno de nuestro descontento” y que gritaba justo antes de morir aquello de “¡Un caballo! ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!”. (Aquí, la obra completa en Proyecto Gutenberg)

En este artículo de The Guardian repasan esa huella que el rey dejó en la literatura, desde El jorobado de Notre-Dame de Víctor Hugo a Juego de tronos (dicen que G. R. R. Martin se inspiró en él para crear a Ned Stark y también a otros personajes). En la lista no faltan Herman Melville (Moby Dick), John Steinbeck, Robert Louis Stevenson o la serie La víbora negra.

Hay otra serie, más reciente, que debe también mucho a Ricardo III, sobre todo cuando su protagonista, que comparte muchos rasgos con el personaje de Shakespeare, rompe la cuarta pared y habla a los espectadores, para hacerles partícipes (y, en cierto modo, también cómplices) de sus maquinaciones. Curioso que Kevin Spacey interpretase a Ricardo III antes de ponerse al frente de House of Cards, ¿no?

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